“La caída de Hosni Mubarak (en Egipto) es consecuencia de la primera revolución del pueblo, que no ha sido preparada ni guiada por un movimiento político. El mundo, sobre todo Estados Unidos y Europa, tiene que reconocer que eso de apoyar a regímenes autócratas y dictatoriales basados en la ignorancia de la población se ha acabado.”
Estas falsas democracias, aseguradas con pactos con los centros del poder, se derrumban de la mano de la juventud. La pirámide poblacional se está agrandando cada vez más por la base, gracias a la ausencia de guerras y pestes. La superpoblación de jóvenes, que con suerte acceden a la educación, tienen mucha dificultad para ingresar en el mundo laboral, especialmente en países donde no se han desarrollado la producción de bienes y servicios.
Pero estos jóvenes si acceden a la comunicación con celulares e Internet. Esta herramienta de convocatoria, en mano de una generación sin salida y cansados del abuso de poder, es un detonador perfecto.

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