La TV religiosamente nos presenta personajes como Dios y el Diablo (será la teoría de los dos demonios?).
Por ejemplo, al Diablo a Grossi modo, lo presenta como un curita insulso, chiquito, que no se pone colorado y anda suelto a pesar de haber metido la cola (o en la cola). Todos hacemos la cruz-diablo al verlo, pero para él no hay curia, que lo excomulgue. Busquemos un exsorsista para que lo salve conducto.
Y la Diosa (porque Dios no puede ser una mujer como decía Caparrós) es una dama que nos recita sus profecías. Con exagerada actuación nos advierte sobre los partos lentos (que lo Carrió), la noche K K, el apocalipsis now, y de todos los males a venir. Para que ella, una Diosa rubia y bronceada (la gordura es un extra), sea la salvadora de la nada. Esgrime su cruz saliente de sus pechos, y en llanto falsete nos invite a dar un paso al abismo. Dios nos salve. Y como Dios, está en todos lados, prueben haciendo zapping.
Esta TV nos da muchas actuaciones, con dioses y diablos, como esta renovada versión del Gordo y el Flaco.
Que bueno es ser agnóstico.
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