La carne nos identifica como pueblo. Decir Argentino es sinónimo de: Tango, Maradona, Che y carne (?). Pero de a poco deberemos borrar esta última etiqueta. Cada vez hay menos asaditos, porque la carne sigue y seguirá cara. Los sustitutos como cerdo, pescado y pollo, etc. no terminan de entrar en escena. Esto nos pasa por vivir en abundancia. Las carencias desarrollan alternativas. Esta decadencia carnívora estaba anunciada desde hace años. Obviamente el avance de la soja en detrimento de zonas ganaderas, y de otros cultivos, acelera el proceso. La liquidación de cabezas ya quedó liquidada. Y que hacemos con nuestros hábitos alimenticios y rituales domingueros? Hay un desconcierto bastante generalizado.
Por otra parte la juventud con un criterio de mejor salud, no le gusta tanto la grasa como a nosotros. Más, nos exigen que la carne sea magra. Felicitaciones. La generación grasa ya va a desaparecer.
Me comentaban que desde el "punto de vista" de eficiencia energética, el vacuno es de los más ineficientes, ya que produce solo el 20% respecto de la energía que consume. Demasiados estómagos. La Argentina con su Pampa infinita permitía semejante dislate. Pero el horizonte sin fin tiene su ocaso, alcanza con recorrer el resto del país, para darnos cuenta que tenemos mucho desierto con algunos oasis verdes. Existen los límites, como consecuencia, debe existir nuestro límite de consumo de carne. Perderemos nuestra identidad?
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